Todos hemos comprado esa pequeña bolsa de pimientos de Herbón llegada esta fecha, ya que empieza su temporada. Pero ahora, ¿cómo los freímos? Aparte de con muchas ganas, hay que poner los puntos sobre las íes. Los pimientos de Padrón, se fríen, sin rabo, en aceite de oliva. (hay que hacer trabajar a eses enanos que tanto se aburren hoy en día) y hacer que con el rabo de una cucharilla pequeña o como la abuela con la uña, se lo vayan quitando uno a uno (veréis como dejan de aburrirse, es mano de santo oye ) el rabo del pimiento cuando se fríe da acidez y amargor al aceite de fritura, aparte de mal sabor a los pimientos, además no están los tiempos, para estar cambiando un litro de aceite, cada vez que se fríen un “cento”, (que es la medida de una ración). Si nos acercamos a Padrón, allí todos los pimientos se hacen sin rabo. La razón reside en que consideran al tallo como parte de la planta, y no del fruto. De hecho, afirman que como os he comentado anteriormente, el rabo llena de aceite al pimiento, le da un sabor amargo que estropea y camufla el sabor real. El proceso tiene su aquel, porque debemos evitar cortar o abrir el pimiento al quitarle el rabo. Lo mejor es usar el mango de una cucharilla de café para quitarlo sin problemas. Lo cierto es que sacar el rabo al pimiento puede suponer un shock cultural para muchos, sobre todo por la gracia de comerlo agarrándolo de la susodicha «extremidad». Yo recuerdo toda la vida a mi madre (y no es de Padrón), retirándole el rabo a los pimientos antes de freírlos, hasta que mi hermano y yo empezamos con la moda de que no le quitará el rabo, que en los locales de tapeo te lo servían así. Mi madre por cumplirnos el capricho empezó a dejárselo, aunque nunca le convenció mucho esta forma. Razón no le faltaba. ¿Y vosotros como los hacéis con rabo o sin él??
Ingredientes:
1 “cento” cien pimientos de Herbón
Aceite de oliva
Sal gorda
Preparación:
1-Toca freír, para ello lavamos y secamos bien los pimientos, les quitamos el rabo con cuidado de no agujerear para que no se introduzca aceite en ellos.
2- Freímos en una sartén con abundante aceite de oliva caliente, le vamos dando vueltas constantemente para evitar que se quemen y en dos minutos deberían estar listos. Si los queremos un poco más hechos los dejamos un minutillo más.
3- Los retiramos a una fuente de servir y les ponemos sal gorda. Se comen a la hora del aperitivo o como guarnición de cantidad de platos. Riquísimos como acompañamiento de una tortilla de patatas por ejemplo.
Buen provecho!!
Te vas a chupar los dedos!!
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