La receta que os comparto hoy es un básico de la cocina gallega, la manteca de vaca es indispensable en numerosas recetas típicas de Galicia.
Difícil de encontrar fuera de aquí, aunque no imposible, pero para no complicaros la vida buscando, ponemos la receta y asunto resuelto, además es superfácil de hacer partiendo de mantequilla comercial de calidad, no obstante, si nos apetece, también podremos elaborar nosotros la mantequilla casera sin mayor dificultad. Receta de mantequilla casera aquí.
Muchas elaboraciones llevan este producto entre sus ingredientes como las orejas de entroido, la rosca, la bica, las mantecadas, etc.
Este producto llamado en mi tierra “manteiga” también conocido antiguamente por “manteca de vacas” o lo que sería lo mismo, manteca de vaca cocida o mantequilla clarificada.
Este tipo de grasa le da un sabor especial y único a todas estas elaboraciones, que, aunque se puede sustituir por mantequilla si no disponemos de este ingrediente, pierden parte de su encanto y sabor auténtico al no usarlo.
Tengo entendido que además la manteca de vaca cocida se utiliza también en las zonas de Asturias y Mallorca para preparar sus dulces típicos y en la India, se emplea algo parecido llamado ghee para elaborar algunas de sus recetas.
Hay tres maneras de elaborar la manteca de vaca. Las personas de más edad recordarán cómo en casa se iba juntando en un recipiente la nata que se acumulaba al hervir la leche, cuando la de cartón todavía no era habitual en las casas.
Normalmente, se iba guardando en una alacena llamada fresquera y cuando se tenía una buena cantidad se batía con fuerza, le decían “mazar la nata” hasta conseguir separar el suero de la mantequilla. Otra forma de elaboración también era ir cogiendo toda la nata que subía a la superficie después de poner a prender la leche, lo que se conoce por “leite preso” o “leite callado”, y la última sería recogiendo toda la nata de la superficie de la leche cruda que se iba acumulando al tenerla unas horas reposando, en estos dos casos también era necesario batir con energía la nata para separar el suero de la grasa.
La mantequilla que se obtenía al hacer cualquiera de las tres elaboraciones anteriores sería la base de la manteca cocida casera que prevaleció en las aldeas y también en muchas casas de las urbes hasta la década de los 70, cuando aún había por costumbre encargar “as leiteiras” la leche y que te la dejaran en la puerta de casa a primera hora de la mañana.
Asimismo, algunas mujeres del rural gallego con vacas en casa, se dedicaban a hacer “pelas de manteca” (así era como se le conocía a las porciones de manteca envueltas en hojas de berza a modo de envoltorio), para venderlas los días de feira.
Siempre ha sido un producto con mucha aceptación en Galicia.
La manteca de vaca, aparte de ser usada para elaborar todo tipo de dulces, también se tenía la creencia de que servía como remedio para algunos malestares tales como los dolores de regla o para reponer fuerzas en momentos de debilidad, muy utilizada por las mujeres recién paridas en forma de sopas de pan con manteca, o disuelta en agua caliente. Llevar una pela de manteca cuando se iba a visitar a las recién paridas era un regalo muy recurrido entonces, un reconstituyente de lujo para la época, una cucharada de esta manteca en una taza de leche, agua o en un chocolate caliente era la mejor medicina de antaño.
Las abuelas siempre guardaban una taza de barro con manteca como oro en paño en la despensa para todas estas causas y si no la tenían en ese momento siempre había alguna vecina en la aldea que le podía ceder una poquita, hoy por ti mañana por mí, siempre hubo mucha comunidad en el rural gallego que poco apoco tiende a desaparecer.
Ingredientes:
300 g de mantequilla de la mejor calidad.
Preparación:
1-Ponemos la mantequilla en una cazuela a fuego medio Cocinamos a fuego lento y dejamos que se derrita.
2- Aparecerá una espuma en la parte de arriba de la mantequilla, la vamos retirando con una cuchara.
3- Seguimos cocinando hasta que hayamos eliminado toda la espuma.
4- Ahora deberíamos ver qué en el fondo se acumulan las impurezas, dejamos reposar y colamos la manteca en un recipiente limpio cuidando de que no se nos cuelen nada de impurezas en el frasco.
5- Dejamos que la mezcla se enfríe, debe ser de un color dorado pálido. Nos deberían de quedar unos 200 g de manteca cocida más o menos de los 300 g de mantequilla que hemos utilizado.
6- Se mantiene perfectamente sin refrigerar de 4 a 6 meses, pero si la guardamos en la nevera, aguantará todavía más tiempo.
Te vas a chupar los dedos!!
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