Hoy os traigo información sobre una manzana autóctona de mi tierra, una variedad de manzana antigua gallega que ya poco se ve y cuando por casualidad te encuentras un árbol frutal de este tipo es como encontrar un tesoro.
Esto es lo que me pasó a mí el otro día, dando un paseo por la aldea de mis abuelos, por casualidad topé con uno, bendita casualidad.
El nombre de esta manzana es muy bonito, “Sangre de Toro”. El nombre le viene por la intensa coloración de un rojo oscuro en la piel de esta manzana.
Una piel con una capa de pruina que como cubierta cerosa protege el interior de la pulpa y apaga la intensidad del color.
El color de la piel dibuja un rayado en varios tonos de rojo que se van armonizando y oscureciendo según maduran.
La piel también está cubierta por pequeñas lenticelas de color blanco. Es una manzana con forma plana, achatada, bastante carnosa. Normalmente, son frutos de buen tamaño.
Tiene un pequeño pedúnculo. Su carne es blanca, en ocasiones ligeramente rosada, de sabor intenso y textura crujiente. Con ciertos toques de acidez. Es una manzana de densidad media.
Esta manzana corresponde a las variedades antiguas, autóctona de la comunidad gallega. Un árbol de porte erguido y buena emisión de flores y luego fruta.
La manzana Sangre de Toro se recolecta tarde, a mediados del mes de octubre, y aguanta perfectamente hasta los meses de enero, febrero o sea que ahora mismo estamos en plena temporada y he aprovechado este lujazo para elaborar una receta.
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