Hoy os explicaré un poco sobre una fruta por desgracia casi desaparecida, muchos de vosotros seguramente no habréis oído hablar nunca de ella yo, por el contrario, la conozco bien, por suerte mis padres aún conservan un codorneiro en la huerta.
Está fruta está ahora mismo en plena temporada, alrededor de San Martiño es cuando está en su mejor momento. El codorno es un tipo de pera muy antigua de invierno, tradicional de Galicia y Portugal tiene forma redonda, es muy propicia para asar, cocer en vino o agua y hacer compota.
El codorno es sin duda una pera, aunque en algunos textos más recientes se la considera incorrectamente como una manzana, las peras, manzanas y membrillos pertenecen a lafamilia de las rosáceas. El codorno es muy nutritivo bajo en calorías y diurético ayuda a eliminar el ácido úrico, facilita el tránsito intestinal, y es una de las frutas que menos alergias provoca. Su constitución incluye varios minerales y oligoelementos como calcio, hierro, cobre, magnesio, potasio y yodo, y su corteza es rica en fibra. Contiene vitaminas B1, B2 y B12, así como vitaminas A y C.
Esta pera típica de invierno en los años que hay muchas, los frutos son más pequeños, por el contrario, cuando hay pocas, los frutos serán más grandes. Esta fruta es muy antigua, autóctona de Galicia y Portugal y en peligro de extinción, ya la nombran en el libro de cocina portuguesa de la Infanta D. María, que data de la primera mitad del siglo XVI, mencionan una receta de «compota de pera o codorno».
Se distingue de todas las demás peras por su dureza y astringencia, tanto la piel como la pulpa, es extremadamente dura mientras está cruda, es prácticamente imposible comerla al natural, pero una vez cocida, asada o en compota es una verdadera delicia para el paladar con un sabor dulce muy fino y elegante. Antiguamente en las aldeas había costumbre de recogerlos aún un poco duros y guardarlos en el "madureiro" para luego ir comiendo a lo largo del invierno, ya que en esta estación la fruta escaseaba. Después iban asando los codornos aprovechando la lumbre de la lareira, simplemente los ponían en las ascuas, para una vez asados quitarles la piel y comerlos directamente.
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