Comienza el mes de noviembre con la festividad del día de difuntos y todos los Santos y las costumbres renovadas de las calabazas o melones como también conocemos en muchas partes de Galicia a este vegetal, los gallegos diferenciamos el melón dulce de la calabaza llamándolo melón de cuchillo.
El frío y la humedad de esta época invita a tomar un buen caldo calentito, que si fuera de grelos sería perfecto, pero todavía hay que esperar un poco más. Así que podemos echar mano de viejas recetas gallegas casi desaparecidas y volver a cocinar un caldo de calabaza, con sus judías blancas y patatas, añadiendo una cebolla frita y una mezcla de pimentón dulce y picante.
Un caldo vegetal muy ligero y delicioso, digno de los paladares más refinados, por mucho que fuera típico de las casas más pobres.
Ya Álvaro Cunqueiro nombra este caldo de la cocina gallega prácticamente extinto en el libro Merlín y familia.
Felipe de Amancia: “Era ben do meu gosto aquel caldo de calabazo doce que facía a señora Marcelina polo outono; tanto me sabía que adoitaba recuncar”.
INGREDIENTES
1/2 kg calabaza
1/2 taza de alubias nuevas (si son secas poner a remojo 12 horas antes)
3 patatas medianas.
1/2 cebolla picada.
1/2 cucharada de pimentón dulce.
Algo de pimentón picante.
1/2 vaso de aceite de oliva mezclado con manteca de cerdo.
Sal
PREPARACIÓN
Ponemos a cocer las alubias blancas en una olla con agua fría.
Cuando estén casi cocidas agregamos las patatas picadas y la pulpa de la calabaza también picada en cuadrados de dos centímetros más o menos, ponemos sal al gusto y dejamos hervir hasta que la calabaza esté casi deshecha y las patatas tiernas.
En una sartén ponemos el aceite y la manteca a calentar.
Doramos la cebolla, apartamos del fuego y ponemos el pimentón dulce y pizca de picante.
Incorporamos este rustrido en el caldo y dejamos cocer unos minutos más.
Servimos caliente.
Buen provecho!
